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Si empiezo por la mía resulta un poco más simple, me comprometo a tratar de plasmarla; no sé si el ejercicio sea exitoso, pero apuro al alma y expongo los recuerdos, sin mucha fe. La historia la saben todos, así que no pretendo reproducirla una vez más, no tiene caso.
El peligro inminente y el exponerme siempre que me era posible era estremesedor, sus rutinas malvadas y antiguas, de la época del romanticismo. Su esfuerzo por ser bandido y vampiro, consumirme, consumirse y así hacer palpable cada obstáculo impuesto. El deseo de fatalidad, el recuento del deseo reprimido de crímenes, lo excesivo de su actuación confundida en su personalidad; toda su brutalidad y su amabilidad en contraste, me llevaron a internarme en su universo ideal. Sin embargo, la necesidad de destellos por un mundo real me terminó por acabar y transformar con él de testigo: deslumbrante, altivo, aferrado al amor obstaculizado e idealización del pasado, estoy segura que distorsionado.
Hoy me niego a continuar por aquella calle obscura y de piedras alumbrantes, me deshago construyéndome y me aparto sintiéndolo cada vez más cerca ¿tiene sentido?. Su dualidad es más complicada, me faltarían un par de palabras para completarla, aunque la intuyo y la poseo. El miedo lo agota, tiene que transgredir reglas y alejarse de lo común, no pertenece al mundo y no quiere ser parte de él. Es un actor en su papel, ama la máscara y le teme al rostro, ahora lo entiendo. Me encontró y me preste a servirle de bastón, fui objeto, pero tanto valgo para él como si me considerara persona, una vez más, no importa. Se considera pulidor del conocimiento que no ha experimentado, prefiere ignorar toda teoría mientras no sea la suya, el mundo no lo comprende, su mundo es el verdadero.
Ahora puedo constatar la existencia de dos dualidades y un universo flotante y solitario. Existe una dualidad de lo que significa en mí mundo ficcional y mundo real. La dualidad de instantes de nuestra conexión y su mundo distante sin comunicación, con un solo entendimiento, el de su único habitante.
Su esencia eran las palomas en vuelo atadas a su pecho, su piel transparente suelo de manchas lunares, sus pasos elípticos, persuasivos; lo que antes fueron dos luceros hoy sin luz, adúlteros. Sin embargo, fueron suficientes y lo serán por décadas, son poderosos y capaces de vaciar soles enteros. No quiero dejar de describirlo aquí, sería limitarlo y se convertiría en la peor de las mentiras, la que no logra engañar a nadie y sigue adelante con eterna autonomía y a pasos agigantados. Quisiera continuar escribiendo mientras me escribo, pero cada vez me resulta más difícil; a lo mejor es la falta de letras que tiene el abecedario, retrocedo, sería engrandecerme.
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