viernes, 18 de junio de 2010

El hada de los mares


Nadie pensó que el hada de los mares nacería, su nacimiento fue violento y se dobló de un fuerte dolor de estómago cuando abrió los ojos; nació con los ojos bien abiertos, entre legumbres y olor a pastel. Le mojaron cada dedo de sus pequeñas manitas con agua pura de tres naranjas, agua que jamás secaría. Sus padres dos cazadores que dormían entre moscas y grillos guardaban sal de mar en una caja de madera, con esa misma agua la bañaron para después secarla completamente, sólo los ojos le quedaron húmedos. El hada de los mares nació con la boca roja cereza, oliendo a grosella afrancesada y llorando de una manera sutil, casi imperceptible.

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